Frenemos la violencia escolar que avanza en 700%
Cuando un estudiante agrede constantemente a sus compañeros normalizando la violencia y nadie hace nada para frenar esa mala conducta, entonces, ese chico puede convertirse más tarde en un delincuente o corrupto.
Por ejemplo, si hoy le quita todos los días la lonchera a los más pequeños y nadie hace nada para corregirlo, seguramente mañana podría ser un hombre capaz de cobrarle cupos a las empresas. O tal vez, ese niño que hoy hostiga a sus compañeros y los amenaza con golpearlos o matarlos sino hacen lo que él quiere, puede convertirse en un jefe abusivo, violador o encabezar una mafia corrupta en su propia empresa o en alguna entidad del Estado, afectando el trabajo en equipo, pero sobre todo poniendo en riesgo la reputación, productividad y desarrollo sostenible de las organizaciones y el país.
Por ello, los adultos responsables de hoy no debemos cruzarnos de brazos ante el terrible aumento de la violencia escolar en 700%. En el 2022, fueron 12 mil niños y adolescentes afectados por la violencia escolar. Pero ahora, se han registrado 83,353 víctimas, según el Observatorio Síseve (Ministerio de Educación).
De ellos, casi 38 mil menores fueron agredidos físicamente, 31 mil psicológicamente y más de 14500 sufrieron violaciones sexuales. ¡Esto es gravísimo! En el 57% de los casos se dañan entre estudiantes y en el 43%, los maestros son los victimarios. La violencia escolar genera traumas y daños psicológicos, físicos y emocionales en las víctimas.
¿Quién podrá sanar a estas víctimas?, si en el Perú solo hay 2 mil psicólogos habilitados para colegios, lo cual resulta insuficiente dado que hay más de 70 mil escuelas en el país.
Hoy nos toca a la Sociedad, a la Empresa y al Estado unirnos en una alianza nacional muy fuerte para frenar juntos la violencia escolar, que se incrementa, en parte debido a una lamentable crisis de valores y a la creciente exposición de adultos y menores a contenidos de Internet que normalizan la violencia, pornografía e incluso las violaciones sexuales.
Esto lo tenemos que frenar ahora con una urgente y permanente campaña nacional para prevenir y frenar la violencia escolar, pero también para intentar sanar a los afectados. TODOS debemos involucrarnos, pues el excesivo aumento de los casos es un claro síntoma de que un sector de nuestra sociedad está emocionalmente enferma. Y si no lo detenemos ya, se puede extender a ritmo acelerado poniendo en riesgo la vida de miles de inocentes.
Por ello, debemos promover paz escolar, bienestar y sana convivencia en los colegios aplicando estrategias de Comunicación Consciente, Resiliencia y Atención Plena que incluyan talleres de soporte socioemocional, dinámicas de habilidades blandas y acciones permanentes de integración entre estudiantes, padres de familia y maestros.
Urge que los padres brinden más amor y tiempo a sus hijos, que no los abandonen frente a las pantallas, que les enseñen límites y cómo poner freno a los abusivos, recordándoles que jamás callen y siempre señalen a los agresores con nombre y apellido para quitarles poder y dejar de tenerles miedo, para impedir que dañen a más personas.
Por Guisella Vargas Ochoa, directora de Conectados Global Media